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Clasificación
895.1
Autor(es)
Yutang, Lin, 1895-1976
Título(s)
Una Hoja en la Tormenta. Una novela de la aniquiladora Guerra China.
Edición
Editores
Lugar de Edición
Fecha de edición
No tiene ed.
Sudamericana, S.A.
Buenos Aires
Sin fecha
Notas
Resumen
En la novela “Una Hoja en la Tormenta”, Lin Yutang nos ofrece un cuadro vivo de la China contemporánea. En medio de escenas de combate y del éxodo de millones de seres, tres entrañables personajes viven un drama de intensa emoción: Poya, joven y rico, analiza la guerra críticamente; Lao Peng, un budista austero, se interesa sólo por los seres humanos, , bella y misteriosa, busca la paz de un hogar. Frases de “Una Hoja en la Tormenta”: “Como la tormenta no podía soplar en todas partes a la vez, siempre había algún rincón donde quedaban unas hojas, un rincón donde brillaba el sol y donde temporalmente había un refugio de paz. La historia de la Guerra de China, como la historia de todos los grandes movimientos, está escrita en las mentes y los corazones de su generación. Dentro de cincuenta o cien años, en las charlas caseras y los relatos de las viejas, se contarán las historias de miles de esas hojas barridas por la tormenta. Cada hoja en la tormenta es un individuo con un corazón y sentimientos y aspiraciones y deseos”… “Donde hay un deseo, hay un dolor; cesa de desear y serás bendita… El sol que se ponía al Oeste era el mimo que se había puesto ayer. A veces se le antojaba imposible que pudiesen existir tanto sufrimiento y tanta tristeza en esta hermosa y eterna tierra”… “La Guerra ha signficado mil cosas diferentes para los millones de refugiados… Para algunos fue el alejamiento doloroso de la Civilización; para otros fue un descubrimiento sorprendente de nuevos valores y de las muchas cosas sin las cuales puede vivir el hombre y de lo escasas que son las esenciales para la vida. Finalmente, para otros, fue el descubrimiento de la Verdadera China y de su gran pueblo que vive como vivió hace cuatro mil años”… “Las verdades que se formulan con carácter general y se debaten carecen de sentido; pero una verdad confesada sinceramente, en un momento dado, y que se piensa seguir, tiene toda la fuerza y la realidad del rostro de la persona que la dice”… “No es que fuera feminista, simplemente amaba Occidente y creía que en Occidente se encontraba el paraíso de las mujeres… Admiraba profundamente a las mujeres, que le parecían pertenecer a una raza de mujeres de físico robusto, decididas y libres. Hablaba mucho de la Civilización Occidental, con frecuencia abreviaba a Civilización (Wenming)… Utilizaba la palabra esencialmente en el sentido en que las mujeres, sea en Buenos Aires, sea en Angora, declaran su modernismo”… “Existía la disputa aún más grave entre el Kuomintang y los comunistas, y, dentro de los partidarios del Kuomintang surgían divergencias entre los que preconizaban una Descentralización Democrática y los partidarios de una Fuerte Centralización. Estos últimos eran tildados por los Derechistas de Fascistas. Fue durante el curso de esas acaloradas discusiones entre estudiantes Derechistas e Izquierdistas, antes de la guerra, cuando la Política de Tierra arrasada fue cuidadosamente analizada y cuando por primera vez tomó curso su Estrategia Bélica“… “Nuestros hombres no querían ceder un palmo de terreno, y nunca vi tantos muertos en un solo día. Lo mismo ocurrió en Kuan. Batallones enteros fueron barridos pero nadie huyó. Era oponer nuestra carne y nuestra sangre contra el acero. ¿Y dicen todavía que nuestro ejército no sabe luchar?”… “Nuestro pueblo está irritado y el enemigo también. Nuestro pueblo seguirá con la creencia fatalista de que es inconquistable, y los japoneses con la convicción fatalista de que nos están conquistando”… “El Imperialismo es un Arte humano muy sutil: el Arte de gobernar seres humanos, especialmente hombres de distintas razas y creencias, y para esto es necesario comprender la Naturaleza Humana” … “Aquí, a sólo unos kilómetros de los muros de Pekín, la atmósfera era totalmente distinta; había algo que lo animaba extraordinariamente en lo que había visto esa noche. Los conductores de los Rickshaws, los soldados, sus carcajadas en la oscuridad , eran algo tan distinto de los murmullos, las zozobras y los temores a que se había acostumbrado en la ciudad, en el mes último… Y pensó en la inmensa extensión de estrellas refulgentes en el cielo y la línea ondulante de las Colinas Occidentales. Todo era aquí tan grande, fuerte y libre como la risa de los soldados en la noche”… “Había dos Shangai: Uno era la ciudad de los pobres y desamparados, que llevaban una existencia vagabunda buscando alimento en los tachos… El otro Shangai estaba bien vestido y alimentado, era afectado y con tonos mundanos, disfrutaba de la falsa seguridad dela concesión extranjera, y especulaba sobre la duración de la guerra y lo que podría sostener la moneda china. Además, la guerra había terminado en Shangai. Ese día habían sido arrojadas setecientas bombas sobre Soochow y el enemigo se alejaba cada vez más en su avance”… “Las dos visiones se complementaban. Así como había visto la Bestialidad humana en las Bailarinas Rusas desnudas, pudo ver la nobleza del cuerpo humano en las manos callosas de los trabajadores y en las espaldas encorvadas de los campesinos refugiados… Hasta entonces no habría podido recuperar el amor al cuerpo humano y el amor a la vida, porque la vida era la tragedia y la hermosura a la vez”…
Descripción
555 p.
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